Un día como hoy, pero del 2003, el transbordador espacial Columbia entraba en la órbita de la tierra, un daño producido en el despegue provocó un accidente que marco el fin de una era en la exploración espacial.
Durante el lanzamiento de la misión STS-107, el transbordador Columbia ya tenia más de 25 vuelos, en el despegue un pedazo de aislamiento de espuma se desprendió del tanque externo y golpeo el ala izquierda del transbordador, abriendo un agujero de 15 a 25 centímetros de diámetro.
En la mayoría de los desprendimientos de espuma, los daños sufridos a los transbordadores eran menores y no causaban un problema que pusiera en riesgo a la tripulación, pero algunos ingenieros sospecharon que el daño al Columbia era más grave de lo previsto, en la NASA la presidenta del Equipo de Gestión de la Misión (MMT) Linda Ham limito las investigaciones y minimizo la preocupación.
El primero de febrero de 2003, el Centro de Mision esperaba un reingreso sin problemas mayores, pero cuando el Columbia estaba a 60 km de altura aproximadamente y a 50 minutos del aterrizaje, a una velocidad de Match 2, el transbordador arrojo lecturas anormalmente altas de temperatura del lado izquierdo, que repentinamente desaparecieron, las anomalías no fueron percibidas como graves, pero parecía haber entrado plasma al interior del ala izquierda, lo que provoco la entrada de gases ionizados en altas temperaturas.
El transbordado se desestabilizo, giro sobre si mismo y comenzó a desintegrarse a tan sólo 22 minutos del aterrizaje, a los 18 minutos los sensores de temperatura dejaron de transmitir y a los 16 minutos del aterrizaje se perdió la señal del transbordador Columbia, hubo varios testigos oculares que vieron al Columbia surcar el cielo mientras se desintegraba y partes caían a tierra.
Solo nos queda recordar los nombres de la tripulación, Rick D. Husband, William C. McCool, Michael P. Anderson, Ilan Ramon, Kalpana Chawla, David M. Brown y Laurel Blair Salton Clark y esperar que un error así no vuelva a ocurrir.