Hoy recordamos un día trágico para la exploración espacial, una maestra había sido escogida entre 11,000 aspirantes con el proyecto “maestros en el espacio”, con el objetivo de crear interés en los adolescentes.
La maestra Christa McAuliffe y seis astronautas debían pasar seis días y medio en órbita, desplegar un satélite y realizar una serie de experimentos.
Sin embargo, eso no pudo ser, ya que la explosión del Transbordador Espacial Challenger se convirtió en el peor accidente de la era espacial, que solo fue igualado en 2003 por el accidente del transbordador Columbia.
El despegue ya se había aplazado dos veces por problemas técnicos, sin embargo, la fría mañana del 28 de se llevó a cabo el despegue antes de las 11 de la mañana, treinta segundos después, el Challenger paso la barrera del sonido y fue golpeado por una ráfaga de aire que obligo al sistema de navegación a corregir la potencia de los propulsores.
Al alcanzar la máxima potencia, una filtración de hidrogeno se encendió, el cohete giro sobre su amarre y perforo el deposito de combustible líquido, en cuestión de segundo el transbordador ya era una bola de fuego.
A pesar de todo la cabina se mantenía intacta, pero la presión aerodinámica de la primera explosión mato a los tripulantes, la cabina se hizo trizas al precipitarse al agua, lo que acabo con la esperanza de supervivientes.
Se ordeno una investigación, que dictamino que los aros de goma que debían sellar la junta entre segmentos del cohete impulsor fallaron debido a un diseño defectuoso.
No queda más que agradecer a los siete tripulantes: Francis «Dick» Scobee, Michael J. Smith, Ronald McNair, Ellison Onizuka, Gregory Jarvis, Judith Resnik y Christa McAuliffe., que en nombre de la ciencia y la humanidad recordamos ese día.